lunes, 6 de mayo de 2013

Camino a la calidad educativa

(fuente: 365diasparamejorarnuestrofuturo.blogspot.com)

¿Qué, te presentas a las opos? Esta pregunta me la han hecho en cientos de ocasiones, prácticamente cada vez que me tropiezo con alguien que conoce mi condición de sustituta. Y en todas esas veces he tenido que justificar mi respuesta, no.

No, no me presento a estas oposiciones porque no convocan de mi especialidad.
¿Y qué, no importa?
¡No, importa! - digo con cara extrañada
Da igual, así eres funcionaria antes
Mi cara de perplejidad creo que no les invita a seguir profundizando en el tema y creo que les da una pista de por donde van mis ideas educativas. 

¿Qué clase de profesional puedo ser si me presento por una especialidad en la que no me he formado? 
¿Qué clase de profesional puedo ser si me presento a una especialidad por la que no muestro ningún interés?
¿Qué clase de profesional puedo llegar a ser si me presento a unas oposiciones por el simple hecho de querer ser funcionario?

Supongo que uno que no le importa nada su trabajo, uno que no dedica tiempo de su vida a formarse para mejorar, uno que no entiende ni comprende el valor que tiene esta profesión y solo le interesa lo que cobra a final de mes. Supongo que no conocen la capacidad que posee un docente para arruinar la vida de un niño o por el contrario para enseñarle a sacar lo mejor de sí mismo y convertirle en ciudadano.

Supongo que estaríamos frente a un docente que cumple a raja tabla ese horario de 8 a 2, ni un minuto más y todos los que sean menos serán bienvenidos. Supongo que estaríamos frente a un profesor que no le importa no saber la respuesta de la duda, tranquilo pues otros se encargarán de responderles. Supongo que estaríamos ante un docente que no quiere implicarse, no quiere sentirse lleno y orgulloso de todo el duro trabajo que ha realizado.

Y no quiero ser una de esos profesionales. Ya me cuesta convivir con ellos, para que encima me convierta en uno de ellos. 

Lo siento. Si no aceptaría que un otorrino me operará de una cardiopatía, tampoco estoy dispuesta a aceptar que el único motivo por el que el docente ejerce como tal sea por conseguir el estatus de funcionario. Que motivación más triste, que motivación tan vacía y que dura se le va hacer la vida de funcionario sabiendo que no se es feliz.

No, gracias, prefiero esperar y creer en mi trabajo, creer en la importancia de mi profesión y disfrutar de lo que hago cada día.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente!! Me gusta y además lo aplico en mi aula... que digo, en mi vida. No podías expresarlo mejor...

Blen dijo...

Gracias, anónimo :) Sé que hay muchos que, como yo, queremos y apostamos por una educación de caidad y eso conlleva aplicar ese famoso refrán: de zapatero a tus zapatos.

Un saludo