martes, 3 de junio de 2014

Ir al trabajo versus ir a trabajar

(fuente: gmcrh.mx)

Parece una tontería de las mías pero no lo es. Existe una gran diferencia entre ir al trabajo e ir a trabajar y no solo semánticamente, hay una diferencia de intenciones.

Mientras que el primero entra a la nueve (y si puede ser con retraso, mejor que mejor) y sale a las dos (si es con adelanto, mejor que mejor), el segundo llega antes de las nueve y se va después de las dos.

El primero todo le parece bien, el segundo se cuestiona si es del todo adecuado.

El primero no tiene ganas de estar cambiando lo que se ha hecho hasta entonces, el segundo está tan aburrido de lo mismo que desea un cambio.

El primero repite lo mismo una y otra vez, el segundo busca otras formas de hacer lo mismo.

El primero se sienta en las reuniones, el segundo toma notas.

El primero nunca tiene tiempo de hacer nada, el segundo busca un segundo para hacer algo.

El primero da la espalda en el patio, el segundo observa todo lo que ocurre.

El primero cierra la puerta, el segundo siempre la abre.

El primero siempre tiene un comentario de incredulidad a punto, el segundo siempre apuesta por avanzar.

El primero cuenta los días, el segundo los vive.

El primero cree que por acudir a su centro de trabajo está cumpliendo con su labor, el segundo entiende que su labor solo se justifica con el trabajo.

Ir al trabajo conlleva una serie de posturas ancladas en la desgana mientras que ir a trabajar supone una intención de cambio, ¿en cuál te encuentras tú?

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