En estas fechas tan convulsas en las que se están tomando decisiones sobre cambiar de destino, cambiar de equipo directivo, cambiar de actitud ante los recortes o cambiar hasta de vida, recuerdo una conversación con una compañera veterana.
- Esto de la educación es muy difícil- me dijo
- ¿Tú crees?- le pregunté con cara extrañada
- Dar clases no es la parte difícil, lo complicado es que todos los docentes compartan un mismo concepto de educación
- Educar, es educar, no creo que tenga muchas connotaciones
- Lo hay en cuanto a la implicación,en cuanto a lo que se considera educar, en cuanto a los límites que existen entre enseñar y educar. Parece fácil pero no lo es.
Y cuanta razón tenía entonces y sigue teniéndola.
Cada vez tengo más claro que la parte complicada en cuanto a la buena marcha de los centros escolares es la parte humana. Con toda su carga emocional, con toda su ideología, con toda su capacidad para hacer o deshacer según las intenciones que se posea. Ahí radica la mayoría de los problemas.
Hace poco escuché:
Mientras que los profesores nos tomamos horas y horas en ponernos de acuerdo, los alumnos son capaces de hacer un motín en diez minutos.
Y tienen toda la razón, pues ellos lo tienen más fácil. Tienen un FIN COMÚN. Tienen un CONCEPTO COMÚN. Y no hay muro más fuerte y más resistente que luchar por algo en lo que todos creen.
De ahí la importancia de compartir un concepto a la hora de decidir hacia donde dirigir los pasos. Ya sabemos que en ocasiones no depende de nosotros, que me lo digan a mí, pero la vida escolar, la vida personal puede cambiar tanto si se llega al centro adecuado...
Si llegamos a ese lugar en donde se comparte las ganas o la desgana, en donde las propuestas proliferan o brillan por su ausencia pero a nadie molesta, en donde la ilusión el bien recibida o la tranquilidad es ley de vida, donde renovarse es mejor que morir e incluso es mejor morir que dejarse la piel... Si llegamos a ese lugar que refleja nuestro concepto de educación, entonces y solo entonces, estaremos en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Y seremos felices, en la plena actividad o en el simple discurrir de los días.
Y los resultados estarán a la vista de todos, caerán por su propio peso, pues no existen fisuras, porque todos compartimos un mismo concepto de educación.
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