lunes, 7 de mayo de 2012

Acaso ¿motivar es hacer el tonto?

(fuente: lenguara.blospot.com)

Es una pregunta que a veces me asalta tras una reunión. Cuando escucho las razones de los demás para no hacer cambios o para continuar haciendo lo que hacen pero desde otra perspectiva, desde otro sentimiento. Acaso, en su mente, ¿motivar es sinónimo de hacer el tonto?.

La R.A.E. nos dice:
Motivar:
1. Dar causa o motivo para algo.
2. tr. Dar o explicar la razón o motivo que se ha tenido para hacer algo.
3. tr. Disponer del ánimo de alguien para que proceda de un determinado modo


Y me centro en la última. Si atrapamos a los estudiantes en la dinámica de las clases tendremos unos resultados acordes con esa emoción. Si hacemos de los contenidos, un juego, ellos querrán participar y su predisposición será distinta.

¿De qué dependerá? Tal vez de la propia motivación del docente. Si este está motivado, enamorado de su profesión, atraerá a más del 90% de sus alumnos. Conseguirá que la gran mayoría (ya sabemos que existen las excepciones-un porcentaje muy muy bajo-) participe y las clases resultarán tan amenas, tan dinámicas y productivas que siempre nos parecerá que falta tiempo para más.

¿Utopía?... razono sobre ello y creo que no. ¿Por qué los adultos sí tienen derecho a estar motivados, y los niños no? ¿Por qué, como adultos, necesitamos que alguien nos apoye en nuestro día a día, y los niños no? ¿Por qué, como adultos, reclamamos que se nos respete nuestra forma de actuar, y a los niños no?

No tiene sentido, ¿verdad?. Y cuando hablo de niños parece que el sentimiento se suaviza en contra posición de la palabra adolescente. Ese enemigo a batir. ¿Enemigo? Sí, ese ser que cuestiona, que se enfrenta a lo establecido, que desoye las normas, que se resiste a todo, que desconfía de cada mañana. Ese, que lo único que consigue con todo ello es: MADURAR.

Motivar, adolescentes, madurar... tres palabras que parecen imposibles de unir en una misma oración. Tres palabras que suponen un maremagnum de emociones, tres palabras que, como docente, supone un gran esfuerzo.Psíquico, emocional e incluso físico. Sí, es duro pero... así es nuestro trabajo.

Y en ocasiones tendremos que ser los primeros en estar animados, motivados, para hacer que ellos se animen, se motiven, se vean capaces de lograr sus metas, de poner toda su fuerza en ello, para entender que si ellos no luchan, nadie lo hará por ellos.

Nuna he creído que motivar sea hacer el tonto, pero sí creo que madurar es aceptar que hay momentos para hacer el tonto.

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