Después de haber visto muchos programas de "Redes" entendemos que el ser humano es pura contradicción, es normal y natural pues el individuo debe adaptarse al medio que le rodea de forma constante, tanto si le gusta como si no. Y es por ello, por lo que te ves asintiendo ante tu amigo que hace dos días decía que lo dejaba todo por amor cuando hacía dos semanas que apostaba por la individualidad de la persona. Le entiendes y le comprendes, es un simple mortal con sus contradicciones.
Lo que ya no me parece tan normal es el juego que se trae la Consejería de Educación, y por extensión, todas las entidades sindicales que fluctuan a su alrededor. Desgarran sus voces cada vez que hay una cámara delante exigiendo una educación de calidad, unos mejores resultados, educar de forma global e integral, y profesionales, con todo lo que implica esa palabra, dentro de las aulas.
Declaraciones constantes que el ciudadano de a pie puede llegar a entender y compartir pero que los que vivimos de esto (lo que nos dejan) no nos terminamos de creer tal vez por las eternas contradicciones del discurso.
¿Cómo van a querer los mejores profesionales en las aulas cuando convocan unas oposiciones a dos meses de su celebración?
¿Cómo van a querer los mejores profesionales cuando ni ellos mismos creen en las normativas que publican?
¿Cómo van a querer los mejores profesionales cuando siguen pensando en perpetuar las listas de sustituciones?
¿Cómo van a querer los mejores profesionales cuando no se evalúa al actual profesorado?
¿Cómo van a querer los mejores profesionales cuando no se invita a salir a todos aquellos que han dejado de ser profesionales?
¿Cómo van a querer los mejores profesionales cuando la formación continua sigue siendo voluntaria?
Contradicciones que hacen que el discurso pierda valor y por extensión credibilidad.
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